Componer en compañía requiere cuerpos vertidos de audacia y paciencia. Una multitud resta grandes ventajas. El silencio que afina la concentración y lustra los arranques creativos se disipa si hay demasiado tumulto. El hecho de juntarse demanda más que el azar ocasional; trasciende en la intención de ensamblar una idea única en una fila de cabezas divergentes, y su culminación satisfactoria.
The Preatures podría, entre otras cosas, dar un testimonio: Sus sonidos exhiben composiciones pensadas a temperatura exacta, tibias. Incluso, a pesar de tomar orígenes en el Punk y el Garage, géneros dotados de fuertes estruendos y una energía rebosante, The Preatures opta por un vaho de sutileza y armonía que le sienta bien como antídoto al antagonismo de sus raíces.
Una banda divertida, pero seria, vibrante, pero contundente. De esas bandas que excavan en el pasado, para enredar el futuro y derretir el presente. Música determinante, abrasiva, frágil. Una construcción grupal de la idea de un individuo, de sus momentos, sus angustias y sus placeres: De su vida entera. -Juan Botía
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