Por: Alejandro Rojas
Con tan solo 10 años en el orbe del rock and roll, la agrupación inglesa Arctic Monkeys, ha logrado acaparar todas las miradas del público mundial, y no es para menos, puesto que su ardua faena tras bambalinas tiene los suficientes elementos para dar de que hablar.
A mitad de la década pasada, nos presentaron su primer trabajo Whatever People Say I Am, That’s What I’m Not. Por medio de sus líricas, los Arctic Monkeys crearon una nueva perspectiva de las problemáticas de Sheffield, su ciudad natal, situándonos en las diferentes experiencias de la juventud actual. Por otro lado en la instrumentalización percibimos, pujantes baterías, bajos escurridizos, riffs de guitarras repetitivos, lo cual demostraba su vehemencia a la hora de manipular sus instrumentos.
En su segunda entrega Favourite Worst Nightmare, poseen un sonido más elaborado, abandonando las melodías primitivas, para darle paso a guitarras menos monótonas y más melodiosas, un bajo con más autoridad, y una batería que crea nuevos ritmos. Creando así el preludio de su siguiente trabajo.
Buscando nuevos surcos, los Arctic Monkeys dieron a luz a Humbug, un disco experimental, cuyo fin era el de alejarse de sus precursores, creando un antes y un después, exponiendo el fragmento nebuloso del grupo, para así dejar a un lado las letras juveniles y adentrase en los profundos mares de los pensamientos de Turner. Por otro lado, la instrumentalización se torna más elaborada, escuchando bajos dominantes, riffs y solos de guitarras más pronunciados y baterías que adoptan otro matiz.
Tras estar meditando, percibiendo y disfrutando del frio invierno que represento el Humbug, llega para florecer mi estado de ánimo la primavera, y hablo de la primavera porque a veces necesitamos de solitarios inviernos para ver la vida desde otra propiedad y crear cosas con más autenticidad. La primavera de los Arctic Monkeys se llama Suck It And See.
Solo requirieron dos años para lanzar este novedoso proyecto al público, extrayendo algunos matices de su anterior trabajo, he ir innovando con nuevos sonidos, ya que se puede apreciar a gran escala los cambios que tiene la batería. Está dando ritmo y diversión logra ser la columna vertebral de la banda, adaptándose así a los diferentes arreglos musicales. Por otro lado, el bajo pasa de ser un instrumento de mero acompañamiento, para ejecutar espectaculares compases, dándole paso a unas alegres, armoniosas, psicodélicas y elocuentes guitarras que en gran parte del álbum cumplen un papel sensacional. Para concluir el círculo, nos encontramos con una cálida voz que permite una perfecta sincronización con cada una de las canciones.
En síntesis, Suck It And See nos da a entender los diversos senderos que esta banda ha tomado. Esto se debe a que sus trabajos son procesos, esos que hacen que cada disco tenga su propia esencia, esa que se logra con pequeños pasos, experimentado nuevos caminos, viendo la vida desde otra propiedad, sin seguir una línea determinada, sino explorar, crear e innovar.
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