Estos jovenzuelos de Austin, Texas, iniciaron su carrera musical a una temprana edad. Nos remontamos a él año 2001 apenas cuando Ryan Sambol y Matt Hammer con 15 años cursaban 8 grado, iniciaron un dúo punk The Stange Boys. Las cosas han cambiado mucho desde entonces, tanto que ni hacen punk, ni Matt Hammers sigue en el grupo, que tras esa primera etapa ha llegado a incorporar hasta cinco miembros más. Lo que no ha variado es el nombre de la banda, y eso que Ryan ha intentado cambiarlo de todas las maneras posibles. Hasta logró titular a un EP “The Strange Boys will now forever be known as The Martin Luther Kings”.
“No es que no me gustara el nombre, porque no está mal y funciona, pero, no sé, quería cambiarlo” confiesa Ryan.
En febrero de este año lanzaron "Be Brave", un disco mucho más pausado que el debut lanzado hace poco más de un año "The Strange Boys And Girls Club" con el sello In The Red Records. Puede que ésta sea la principal razón por la que el segundo disco de los de Austin entusiasma mucho menos que su predecesor. Los medios tiempos dominantes acaban por hacer real la sensación de que, para lo corto que es en realidad, el viaje se hace demasiado pesado.
El disco empieza muy bien con "I See", "A Walk No The Bleach" y "Be Brave", probablemente el mejor tema de largo de los doce. Sin embargo, a partir de la cuarta canción, Be Brave se sumerge en un profundo pozo de calma y tranquilidad que parece no funcionar del todo; sólo "Da Da" y "Night Might" ofrecen un poco de luces en un disco que en sus últimas cinco canciones ofrece introspección y revoluciones bajas.
Un disco que muestra la gran madurez musical adquirida por Ryan y los suyos, creando un sonido R&B clásico, pero no lo malinterpreten, estoy hablando del predecesor del Rock and Roll, no de ese "R&B" que mucho músicos de pop asocian con su música, una música que nunca lograr hacernos sentir lo que un verdadero Rhythm & Blues logra.
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