La influencia de Joy Division ha estado cobrando una notable importancia en los sitios donde se habla de música en los últimos meses. Se habla sobre la increíble fertilidad con la que la banda de Ian Curtis logró esparcir su semilla por todo el panorama mundial de la música, y de cómo esas semillas van convirtiéndose, lentamente, en otros árboles nuevos y diferentes.
Sucede así con TOY, que de lejos parecería un modesto homenaje a la legendaria banda de Manchester, pero que de cerca, con una mirada menos pesimista y más asidua, se perfila como una de las bandas más promisorias del 2012, como lo corrobora algún artículo de la NME.
La música que hereda la melancolía de Curtis está siempre en una lucha por separarse de sus orígenes, de la increíble fortaleza de las influencias. Quizá no haya victoria, porque puede que al separarse de ese génesis, la esencia desaparezca. Es así como TOY comparte con The Horrors o con Craft Spells una atmósfera casi idéntica, casi.
TOY agrieta su camino con un ambiente mucho más sonoro, más distorsionado e innova con juegos de luces y cambios que no se le alejan de las clásicas repeticiones del post-punk. Modestamente, a través de sonidos que parecen otros, por aquella psicodelia y aquella congestión, esta banda londinense se va haciendo, lentamente, con lo que es suyo. -Juan Botía
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