Thursday 13 September 2012

Willis Earl Beal

Existe una real complejidad en el trabajo de este artista. Las suyas no son, en absoluto, canciones fáciles: su creación no responde a estructuras simples de repeticiones y coros ni a melodías contagiosas, sino que se remonta a una interioridad pronunciada, honda; tanto así que al principio cuesta soportarla. 

Es quizá igual de complejo escribir sobre las composiciones de este joven hombre de Chicago, pues hacerlo significa inmiscuirse en su obra, y esa intromisión pareciera más un atrevimiento que una ovación. Es música cifrada, escrita entre líneas por un autor cuyas intenciones no reflejan falsedad. 

Evening Kiss’, el primer sencillo de Beal, es una constatación de lo que dicho anteriormente: una masa uniforme de sonidos que se precipita por las orillas de alguna rara especie del minimalismo, porque incluso el minimalismo es más arreglado y más construido. Resulta también difícil catalogar el trabajo de Willis. Tal vez el juego sea precisamente ese: 

Componer lo inclasificable a través de la extrañeza, de lo profundamente elemental. Borges dijo en una de sus muchas entrevistas que sólo él conocía el verdadero significado de aquello que había escrito, pues lo había hecho con una escritura secreta. Podría ser que el caso de Beal, aunque incomparable, sea muy similar al del argentino. -Juan Botía